
La comunidad científica cubana, en cumplimiento de las directrices trazadas por la
Constitución de la República de Cuba y consecuente con los principios políticos y
éticos fomentados por la Revolución, trabaja de manera consagrada para obtener
resultados que, con su utilidad demostrada, contribuyan a potenciar el desarrollo
sostenible del país, y constituyan un aporte para alcanzar más nobles los objetivos
de la humanidad a escala global. Estos logros evidencian el prestigio nacional e
internacional de la ciencia cubana, como una vía para alcanzar el bienestar de la
sociedad.
Fiel a estas directrices y principios, y en cumplimiento de las atribuciones y
funciones que le otorga el Decreto-Ley No. 163 del 3 de abril de 1996, la Academia
de Ciencias de Cuba (ACC) reconoce, mediante sus premios anuales, los
resultados de las investigaciones que más se destacan en el país por su visible
contribución al conocimiento, su demostrado aporte al desarrollo socioeconómico
y, en especial, por su correspondencia y pertinencia con las prioridades, en el
contexto actual, para fomentar una gestión de gobierno basada en la ciencia y la
innovación.