Homenaje a José Manuel Mateo, cuya existencia será tan larga como permanezca su obra (tomado de CUBADEBATE)

Por: Luis A. Montero Cabrera.

El pasado 26 de julio de 2019 dejó de existir físicamente a la edad de 72 años un cubano de la talla de José Manuel Mateo Rodríguez. Como científico que era entre otros muchos atributos, dejó una huella de cerca de dos centenares de documentos citables, que de alguna manera lo inmortalizan. De esta forma el cáncer que generó de forma múltiple y se ensañó con él no pudo acabar con su existencia entre nosotros, que será tan larga como permanezca accesible su obra.
Su trabajo como geógrafo se perfiló hacia la paisajística y tuvo una cima cuando defendió su doctorado en ciencias, el segundo doctorado de Cuba, acerca del sus aportes a la formulación de una teoría sobre la sostenibilidad ambiental. La cuantía económica de su trabajo como científico es muy difícil de estimar, porque tendría que calcularse cuanto no se hubiera hecho o se hubiera hecho mal sin su sabiduría. También tendríamos que sumar lo que han aportado al bienestar de Cuba y el mundo aquéllos especialistas que formó durante medio siglo de docencia universitaria. Sin embargo, la cuantía humana de su ciencia es inmensa.
Como la mayoría de los científicos, fue también un apasionado de la cultura universal, sumando a su aval cubano e hispano el de la Rusia donde hizo el doctorado y el de Brasil donde mucho trabajó también. Sus observaciones acerca del cataclismo social ocurrido que terminó con la URSS son agudas y sabias, como espectador privilegiado y culto que fue. Deberían consultarse como fuente indispensable para comprender aquel fenómeno por cualquiera con intereses políticos honestos.
Deja una familia formada y multiplicada y un recuerdo imborrable entre sus amigos y todos los que tuvimos el privilegio de compartir con él a lo largo de su vida.

 

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